A veces la vida se esconde entre archivadores.
Descansa en papeles llenos de polvo, en carpetas olvidadas, sobre la pantalla
del ordenador.
En ocasiones, el porvenir se cuela en la oficina, y te
espera en un cajón disimulando entre la grapadora y un par de
bolígrafos de publicidad.
La rutina, cuando menos te lo esperas, te hace un
regalo. Y, entre llamada y llamada, la imaginación vuela. Y conservas una nota.
Y relees los correos. Y todavía no sabes si sucederá.
Algunas veces, o siempre, lo cotidiano te sorprende. Y
la felicidad huele a café. Cuando la impaciencia se convierte en paciencia.
Cuando la amistad es algo más que amistad.
A veces, llega el mes de junio con sorpresas.
A veces, el verano se adelanta.
A veces, comenzamos un viaje sin maletas.
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