jueves, 17 de enero de 2013

Las mujeres de mi vida


Las mujeres de mi vida  tienen una voluntad inquebrantable que las hace invencibles. Son el mejor ejemplo de fuerza y coraje que pudiérais conocer. Esa determinación las hace independientes, obstinadas, tozudas hasta el agotamiento. Quererlas significa aceptar que, como las fortalezas, tienen murallas, porque esas mismas barreras serán las que te darán abrigo cuando lo necesites.

Juegan con la vida apostando a ganar, sabiendo que tienen el mejor as en la manga,  la audacia de los niños y una sabiduría que un día  encontraron a la vuelta de una esquina inesperada. Son capaces de hallar la salida en el laberinto más intrincado, riéndose de los peligros sorteados, y planeando nuevas aventuras, todas con el éxito asegurado.

Con el calor de sus manos, moldean el hierro para ofrecerme un ancla que me mantiene segura en  la orilla más amable de la vida, alejada de cualquier tempestad. Y hacen honor a su nombre construyendo herraduras para que caminemos sobre las piedras del camino.

Juntas, formamos un triángulo de sentimientos y vivencias en el que hay pocas palabras y muchas verdades.

Las reconocí desde su nacimiento. Las esperé desde el mío.